El ser humano, desde su nacimiento, es completamente dependiente de otras personas para sobrevivir. Y en mayor o menor medida es así durante toda nuestra existencia, por ello podemos afirmar que las personas necesitamos de otras personas para vivir.
No obstante, cuando vamos creciendo, vamos desarrollando poco a poco una valiosa cualidad: la autonomía. Ésta se desarrolla en todos o casi todos los ámbitos de nuestra vida. Pero, ¿Qué es la autonomía?
Se define la autonomía cómo la capacidad que tiene una persona para actuar según su propio criterio, con independencia de la opinión o el deseo de otros. Por tanto, una persona autónoma es capaz de construir sus propias normas sin necesidad de influencias externas, por consiguiente, analiza las reglas desde su propia conciencia, reflexionando si son o no razonables para guiar su comportamiento.
En el ámbito educativo, la autonomía de cada individuo, no solamente se debe entender como que la persona coge un autobús sola o se lava los dientes sola, eso se refiere explícitamente al sistema motor (lo físico), sino que, se debe considerar también el sistema cognitivo, el cual, comprende los procesos como pensar, imaginar, resolver problemas y tomar sus propias decisiones.
Para que una persona llegue a este punto, es necesario que reciba una educación adecuada que le lleve a alcanzar o adquirir esta cualidad. Y cuando se da este tipo de educación, cada persona adquirirá más o menos autonomía dentro de sus posibilidades y características personales.
Si nos adentramos en el ámbito educativo de la autonomía en personas con diversidad funcional intelectual, podemos observar diferentes grados de autonomía, lo cual no significa que unos hayan recibido mejor o peor educación, si no que cada persona tiene unas características y un tipo de diversidad que le permite adquirir o implementar, en su día a día, actuaciones más o menos autónomas.
Por ello, continuando en éste ámbito, se debe tener en cuenta la situación personal de cada individuo. Es decir, si una persona con diversidad funcional intelectual, por el tipo de diversidad que tiene no es capaz de entender el proceso por el cual se llega a dividir números, no quiere decir que la educación que ha recibido esa persona haya fracasado, sino que la autonomía en esta persona será diferente, por tantos sus educadores/as deberán centrarse en otros aspectos de la vida, para que sea lo más autónoma posible, dentro de sus posibilidades, teniendo en cuenta siempre sus características.
Otro aspecto muy importante dentro de la educación en autonomía es la responsabilidad. Es importante que cada persona sea consciente de las responsabilidades que puede y debe asumir, ya que una vez las interiorizan y las llevan a cabo, esto les permite ser capaces, por si mismas de actuar, siendo conscientes de lo que están haciendo y entendiendo la importancia de llevar a cabo todo aquello que está bajo tu responsabilidad.
Cómo conclusión cabe decir que, educar es acompañar a las personas para que logren ser lo más independientes posibles dentro de sus posibilidades. Por ello, la enseñanza en la autonomía tiene una relevancia fundamental en el desarrollo presente y futuro de las personas, ayudándolas a potenciar la seguridad en sí mismos y en sus capacidades.