Hola! Mi nombre es Manuel y este año he compartido parte del verano con los chicos de la VT1. Comencé mi experiencia con BonaGent hace ya un año, acudiendo como voluntario a las viviendas. Cerca de Mayo recibí la llamada en la que me ofrecieron hacer la sustitución de verano y, sin dudarlo ni un segundo, les dije que podían contar conmigo. Así es como, poco a poco, empecé a formar parte de la asociación.
¡El vértigo del primer día era evidente! Pero las ganas de comenzar a convivir con los chicos eran mucho mayores. Desde el primer momento, me hicieron sentir que esa era mi casa. Todo eran muestras de cariño, de estar pendientes, de querer contarnos nuestras vacaciones en muy poco tiempo y ganas de tratar que esos días todo funcionara a la perfección.
Sin ninguna duda, todos los chicos arrimaron el hombro para que me sintiera arropado, y así es muy agradable trabajar. La vuelta de campamento, con todo lo que implicaba, no habría sido tan fácil sin su ayuda. Los primeros días tuvimos que poner la casa a punto después de tantos días cerrada. Los temas de limpieza, lavadoras, comidas y cenas, compra, reparto de tareas, etc. nos ocuparon mucho tiempo, pero siempre se respiraba un ambiente muy bonito en la vivienda. Con el paso de los días, todos nos fuimos conociendo mejor y eso se notaba.
Mis turnos eran compartidos con Elena, la otra educadora. Formamos un buen equipo y coordinarnos fue mucho más sencillo de lo que pensábamos, así que fue un placer compartir esos días también con ella.
¡Pero no todo iba a ser hacer faenas en el piso! ¡Estábamos en verano! Y a muchos aún les quedaban días de vacaciones. Por eso nos organizamos para poder hacer actividades de ocio y divertirnos. Nos fuimos a la piscina, donde aprovechamos para olvidamos del calor de Agosto y nos reímos muchísimo Otro día compramos refrescos para darnos un paseo y merendar en el antiguo cauce del río. Una mañana con partido de fútbol improvisado con árboles como porterías, un paseo por la tarde, un helado, o tomar algo en una terraza, era suficiente para que el humor y las buenas vibraciones se apoderaran de nosotros. Y, el miércoles, llegó el día elegido para ir al cine. Los chicos fueron los que decidieron la película que querían ver y compraron las entradas. Todos estaban muy animados y deseando que llegara el día y valió la pena. Compramos palomitas y bebida y no pararon de reír en las casi dos horas de película.
Para terminar la semana, y hacer una pequeña despedida, pensé en invitarlos a merendar y pasamos una tarde de merienda con horchata y recuerdos de verano.
Casi sin darme cuenta, pasaron todos los días y terminé mi trabajo. Nunca pensé que una sustitución, de tan solo quince días, pudiera dar para tantos recuerdos y momentos. Hubo momentos malos y momentos buenos. Surgieron problemas, como en toda convivencia, pero siempre con total predisposición a solucionarlos. De la misma forma que también hubo muchos ratos de charlas, bromas, risas y complicidad.
Ahora nos toca a todos volver a la rutina diaria y el curso comienza de nuevo pero siento que, estos días, nos han unido mucho y ya tengo ganas de volver a visitar la vivienda para que me cuenten su vuelta al trabajo.
MANUEL MATAIX ROMÁN