Por desgracia, a día de hoy, hablar de sexualidad continúa siendo un tema delicado, cargado de tabúes y prejuicios. Este desafío se intensifica cuando se trata de personas con diversidad funcional, un grupo que a menudo se enfrenta a la invisibilidad y la desinformación en este aspecto fundamental que forma parte de la vida de todas las personas.
En respuesta a esta necesidad, en la Vivienda Tutelada de Hombres de Bona Gent se ha llevado a cabo un taller de sexualidad inclusivo, dirigido a los usuarios del piso, con el objetivo de disponer de un espacio en el que poder explorar y comprender todas las cuestiones ligadas a la sexualidad, que, por miedo o vergüenza, en ocasiones quedan sin resolver.
La sexualidad es una parte integral del ser humano, que viene influenciada tanto por factores biológicos, psicológicos y sociales. Sin embargo, las personas con diversidad funcional intelectual han pertenecido a una de las minorías a la que durante mucho tiempo se le ha negado toda posibilidad de satisfacer sus necesidades afectivas y sexuales. Todas las personas tienen derecho a recibir una educación sexual de calidad, pero tiene especial importancia para las personas con diversidad funcional, ya que en muchos casos se enfrentan a barreras que impiden el acceso a una información y atención adecuadas. Entre estas barreras podemos encontrar la falta de recursos adaptados, el estigma social y la infantilización con que la sociedad en muchas ocasiones trata a este colectivo.
Para la realización de nuestro taller se plantearon dos objetivos generales:
- El aprendizaje e interiorización de conductas necesarias para iniciar, establecer y relaciones interpersonales positivas.
- El desarrollo adecuado de las necesidades personales de aceptación, placer y afecto.
Y los siguientes objetivos específicos:
- Tener actitudes positivas, respetuosas y tolerantes hacia las manifestaciones sexuales propias y de los demás.
- Mejorar las habilidades interpersonales necesarias para las relaciones de amistad y/o de pareja.
- Aprender nociones básicas sobre anatomía y sexualidad.
- Aprender prácticas higiénicas, saludables y seguras.
- Aprender a expresar y manifestar afectos y emociones.
- Aprender a pedir las ayudas específicas que se necesiten.
- Ser conscientes de los derechos personales e interpersonales.
Para poder empezar a trabajar estos objetivos con los usuarios de la vivienda, primero se realizaron una serie de entrevistas individuales con cada uno de ellos para conocer las necesidades específicas a trabajar durante las sesiones. Tanto en lo referente a conocimientos previos, como a la capacidad propia de expresar y vivir su sexualidad y las dificultades o necesidades que se presenten en su vida afectivo-sexual. Una vez finalizadas las entrevistas, se adaptaron los contenidos a tratar en 5 unidades didácticas diferentes:
- Conceptos anatómicos y fisiológicos.
- Relaciones afectivas y sexuales.
- Diversidad sexual y de género.
- Conductas afectivas y sexuales.
- Precauciones y prevención.
Estos temas se fueron trabajando a lo largo de varios meses, repartidos en diferentes sesiones. En cada una de las sesiones, el profesional a cargo se reunía con los usuarios de la vivienda y procedía a explicar el tema del día con la ayuda de presentaciones y vídeos didácticos, mientras se iban resolviendo las dudas que iban surgiendo. Tras ello, se procedía a la realización de un debate en el que cada usuario podía expresar sus inquietudes y conocimientos sobre cada tema y, entre todos, descartar muchas ideas erróneas que se habían adquirido tras toda una vida de escuchar desinformación y bulos.
En conclusión, los resultados han sido significativamente positivos. Los participantes no solo han adquirido algunos conocimientos imprescindibles, sino que también han disfrutado del taller y han solicitado que se retome en un futuro. Consideramos que la educación sexual inclusiva es una responsabilidad compartida por las instituciones y la sociedad, por lo que continuaremos con talleres como éste, no sólo como formación, sino como forma de crecimiento personal.